Los peores enemigos de las cremas son por este orden el calor, el aire y la luz
Por eso en verano cuando llega el calor debemos plantearnos qué hacer con nuestros cosméticos. Tanto los naturales como los sintéticos sufren con las altas temperaturas.
En este blog ya dedicamos dos artículos a la vida útil de un cosmético:
¿Cuanto duran mis cosméticos?.
Caducidad de una crema natural.
Por lo tanto queremos dedicarle el contenido de este artículo específicamente al efecto del calor y a sus combinaciones y a sus consecuencias en el deterioro de una crema.
Calor, aire y luz afectan a los cosméticos
Calor
El aumento de temperatura favorece la proliferación de microorganismos y aumenta la velocidad de reacción enzimática en las emulsiones que degradan la calidad de los cosméticos.
La mezcla explosiva calor y aire
El oxígeno presente en el aire puede oxidar las cremas sufriendo un proceso de enranciamiento de las grasas que contienen, que además de hacerla negativa para la piel, modifica considerablemente las propiedades organolépticas (olor y color).
Este problema se minimiza con los envases “airless” que mediante el mecanismo de una válvula impide que el aire entre en contacto con la crema, y por el contrario, se agrava en los tarros abiertos, donde la superficie en contacto con la atmósfera es mucho mayor.
Luz y calor
El aire y la luz son dos catalizadores de reacciones de descomposición de nuestros cosméticos. Por ello, cuando actúan ambos factores unidos la duración y la vida media de una crema disminuye con cierta velocidad.
Calor y humedad
Un alto grado de humedad y una temperatura cercana a los 30ºC favorecen la proliferación de microorganismos. Si bien los cosméticos, incluso los naturales, cuentan con conservantes, en condiciones tan límites pueden ser insuficientes para detener el crecimiento bacteriano o fúngico.
¿Cuando debo alertarme o tirar el cosmético?
Volvemos a mencionar aquí los artículos que ya se han mencionado:
¿Cuanto duran mis cosméticos?.
Caducidad de una crema natural.
Pero a modo de resumen podemos decir que siempre se debe tener en cuenta tanto la fecha de caducidad, como el PAO (Period After Opening).
Debemos rechazar toda crema que veamos que se ha separado en dos fases (oleosa y acuosa); en ocasiones, también se nota un cambio en la textura habitual.
Otro signo de alarma es cuando hayan modificado el olor y que nos dé la impresión de enranciamiento. Cuando la fase grasa se ha enranciado, los ácidos grasos que llegan hasta nuestra piel no solo no la nutrirán sino que estamos aportando sustancias que pueden perjudicar a nuestro manto graso natural.
Por supuesto si han perdido la consistencia deseada, por ejemplo una barra de labios que se ha derretido. Deberíamos desecharla, incluso si luego al retirarlo del calor vuelve a endurecerse.
Si nuestros cosméticos han “sufrido”
Siempre deberemos revisar nuestros cosméticos:
Si viajamos a países tropicales con mucho calor y un alto grado de humedad, nuestros cosméticos pueden deteriorarse, Por lo tanto, deberíamos revisarlos tras volver de viaje.
También si hemos dejado los protectores solares al sol pueden alcanzar temperaturas en el envase que los degradaran.
Y estar atentos si hemos guardado nuestros cosméticos en el baño tras una ventana por la que entre el sol o un tiempo más o menos prolongado en un coche aparcado en verano.
¿Cómo cuidar mis cosméticos en verano?
Preservarlos del calor
Obviamente deberemos buscar un lugar adecuado de almacenamiento de nuestras cremas. Conviene que sea un sitio seco, fresco y ventilado; por lo tanto, el baño no suele ser el sitio indicado para guardarlos.
¿Nevera?
La temperatura de conservación ideal de un cosmético ronda los 10-12ºC y las neveras se sitúan por debajo de ese rango.
Las crema en ocasiones se endurecen y hay que sacarlas un rato antes para aclimatarlas.
Las cremas y cosméticos no solo se dañan si se someten a altas temperaturas, también acortan su vida si padecen cambios de temperatura, por ello solo deberemos recurrir a refrigerarlas cuando no podamos asegurar el mantenerlas por debajo de 30ºC en casa.
